21 de junio de 2010

El año de la furia meteorológica

La región ha sufrido en 2010 sus mayores inundaciones, tres nevadas, una ciclogénesis con viento huracanado y temperaturas polares - Los especialistas descartan que esta concatenación de fenómenos adversos tenga que ver con los efectos del cambio climático


.............Un hombre bajo la lluvia, el pasado martes en Oviedo.

Asturias pasa 2010 en una continua alerta meteorológica. Las catastróficas inundaciones de la pasada semana, que han dejado un luctuoso rastro de un muerto y un desaparecido, así como daños materiales multimillonarios y récords históricos de precipitaciones, hacen de suma y sigue dentro de un semestre marcado por la concatenación de fenómenos meteorológicos adversos. No ha faltado de nada. Ha diluviado, han caído tres nevadas, una de ellas de gran intensidad, y se registraron huracanadas rachas de viento. Hubo hasta una tormenta perfecta -la ciclogénesis explosiva «Xynthia»- y enero fue el mes con menos horas de sol de las dos últimas décadas.

La pregunta que surge es si todo esto tiene algo que ver con el cambio climático. Los meteorólogos consultados no alimentan tal teoría. A su juicio, se han dado diversas situaciones anómalas que han afectado a la región, pero que no permiten establecer una conexión con el calentamiento global del planeta. «No se puede meter todo alegremente en ese saco», sostiene José Antonio Maldonado, mientras que David Arango, de la TPA, comparte tesis y califica de «demasiado aventurado» relacionar estas adversidades meteorológicas con el cambio climático.

Sea como fuere, lo cierto es que el invierno tuvo una especial virulencia en Asturias y ha sido considerado de forma unánime como el más duro de la última década. En diciembre de 2009 ya se produjo un primer temporal, que motivó una caída de los termómetros hasta los veinte grados bajo cero. Sin tiempo para la recuperación, 2010 se estrenó con una «nevadona» histórica, la mayor de los últimos diez años, que tiñó de blanco toda la región, incluida la costa, y dejó seis grados bajo cero en Oviedo, menos tres en Gijón y en Avilés, o menos siete en Llanes o Langreo el 10 de enero.

La nieve regresó a comienzos de febrero, poco antes de que la ciclogénesis explosiva «Xynthia» dejase vientos huracanados y desperfectos materiales que no fueron más porque la Cordillera sirvió de barrera natural. No obstante, las rachas alcanzaron los 200 kilómetros por hora en los Picos de Europa.

Fuente: Ine.es

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