19 de julio de 2010

Los judíos recuerdan la destrucción de los bíblicos templos de Jerusalén



Jerusalén (EFE).- Los judíos en todo el mundo conmemoran a partir de esta noche, con un ayuno de más de veinticuatro horas y y en estricto luto, el aniversario de la destrucción de los dos templos bíblicos de Jerusalén, el día más triste de su calendario.

Conocida como el "Tishá Be-Av", o noveno día del mes hebreo de Av, la jornada recuerda la desaparición de los santuarios: el primero construido por el rey Salomón y destruido por el monarca babilonio Nabucodonosor en el año 587 a.C, y el segundo y de mayor esplendor, reconstruido por el rey Herodes e incendiado por las tropas del emperador romano Tito en el 70 de nuestra era.

En ambos casos, la destrucción supuso a su vez el fin de la independencia política de los israelitas y el inicio de la diáspora.

Esta conmemoración de origen rabínico marca la que los judíos consideran la peor tragedia espiritual de su historia, y se considera que los templos fueron destruidos por el "sinat hinam" u "odio entre hermanos", que hizo que la santidad del los santuarios se esfumara con su destrucción.

Centenares de miles de judíos en Israel acuden a las sinagogas para rezar, mientras que en Jerusalén el epicentro del duelo es el Muro de las Lamentaciones, único vestigio del templo herodiano y lugar más sagrado del judaísmo.

"Se trata de una jornada de lamento nacional y tiene gran significado en Israel, pues simboliza un abrazo de todo el pueblo judío y la esperanza de que el templo se vuelva a construir", declaró a Efe el rabino del Muro de las Lamentaciones, Shmuel Rabinovich.

Aunque es consciente de que no todos los judíos ayunan y guardan penitencia, el rabino subraya que la jornada representa la unión del pueblo en torno al sobrecogimiento por la destrucción de los templos.

Y pone de manifiesto que ocho millones de personas visitan al año el Muro, que durante siglos sirvió de paredón donde los judíos lloraron la destrucción de Jerusalén y su exilio.

La pared circundaba el recinto donde se alzaron los dos santuarios bíblicos y que hoy conforma una explanada conocida por los musulmanes como Noble Santuario ("Haram Al Sharif"), lugar de emplazamiento de la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa, esta última tercera en la jerarquía del Islam después de las de La Meca y Medina.

El lugar es también el centro espiritual de las demandas políticas palestinas en Jerusalén, en cuya parte oriental los palestinos aspiran a establecer la capital de un futuro estado.

El "Tishá Be-Av" también marca otras catástrofes que los judíos dicen que se produjeron en la misma fecha, como la firma del edicto de expulsión de España en 1492, o la deportación masiva del gueto de Varsovia al campo de exterminio de Treblinka (Polonia) en 1942, entre otros trágicos sucesos que convirtieron esta jornada en símbolo de malos presagios.

Al igual que en Yom Kipur, el día más sagrado del judaísmo, el ayuno de hoy se extiende más de veinticuatro horas en los que los más devotos cumplirán todas las abstinencias que se acostumbran, como no comer, beber, lavarse, perfumarse, calzar zapatos de cuero o mantener relaciones sexuales antes de que puedan verse mañana tres estrellas en el firmamento.

Según la tradición religiosa, la destrucción de los templos fue un castigo divino por salirse el pueblo judío del camino que Dios le había dictado en la Torá, y sólo cuando regrese a él y con el advenimiento del mesías lo verán reconstruido.

Otras teorías lo atribuyen a las divisiones espirituales y disputas políticas internas en el reino de Judea, que alentó las invasiones de los imperios de la época que destruyeron Jerusalén hasta sus cimientos.

Pero muchos israelíes consideran que con el establecimiento del Estado judío en 1948 no sólo concluyó la razón de ser de la diáspora y el lamento, sino que también se logró la independencia política.

"Los israelíes no sienten ninguna conexión con el día de ayuno.

¿Qué tiene que ver con nosotros el duelo y la destrucción de los templos sagrados hace miles de años?", se pregunta un artículo de opinión aparecido hoy en el diario "Haaretz".

Fuente: ABC

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